El jardín de la abundancia
Eran las seis menos cuarto de un lunes de febrero. Los días eran cada vez más largos, y las lluvias menos frecuentes. Ya había pasado un mes desde que Irene había llegado a la oficina y todavía no era capaz… Sigue leyendo
Eran las seis menos cuarto de un lunes de febrero. Los días eran cada vez más largos, y las lluvias menos frecuentes. Ya había pasado un mes desde que Irene había llegado a la oficina y todavía no era capaz… Sigue leyendo
Te conocí una noche de luna cobarde y risas vacías. Estrechaste mi mano con firmeza y tus ojos me sonrieron como ya nunca habría de sonreírme nadie. A menudo iba a verte a la tertulia; me sentaba en una mesa alejada y observaba tus manos jugar con el aire, oía tu risa embriagar el Alameda. Sigue leyendo
Al principio, sólo el agua les separaba. El suelo que pisaron al nacer menguaba cada día, y decidieron partir. Atravesaron mares y océanos hasta tierras lejanas, y allí se establecieron. Con el tiempo olvidaron el lugar del que provenían y llamaron a… Sigue leyendo
Ya hacía varios meses que deambulaba por la casa, febril, aquello que un día habíamos llamado amor, y desde hacía algún tiempo se había instalado en su lugar — unas veces fogoso y desenfrenado, otras anémico y corrosivo— un odio… Sigue leyendo