“El Cosmonauta” película ambientada en 1967, en plena carrera espacial, cuenta la historia de tres personajes: Stas y Andrei, dos jóvenes amigos que se preparan para ir al espacio y Yulia, a la que conocerán más tarde y que es una técnico de comunicaciones.
Lo novedoso de esta película fue la manera de hacerla ya que está totalmente financiada con crowdfunding, consiguiendo recaudar en torno a los 400.000 € durante la campaña.
A un mes del estreno, que será el 14 de mayo, hablamos con su director Nicolás Alcalá.
En primer lugar… ¿Cómo y cuándo nació la idea de “El Cosmonauta”?
Del libro Sputnik, de Joan Fontcuberta. Un cosmonauta se pierde en el espacio y su nave cae a la Tierra… vacía. Ese fue el germen de todo. Empecé a escribir historias de cosmonautas perdidos en el cosmos y poco a poco a descubrir leyendas negras sobre cosmonautas que habían muerto, conspiraciones, misiones secretas… hasta que finalmente llegamos a la historia que tenemos ahora.
El 14 de mayo verá la luz, por fin, “El Cosmonauta”. Una película hecha por españoles, de ciencia ficción, rodada en Rusia, de habla inglesa y que tardó 4 años en financiarse… visto todo esto… ¿Cómo ha sido la experiencia? Y… ¿Qué has aprendido (o desaprendido) en todo este tiempo?
La experiencia ha sido, sin miedo a equivocarme, lo mejor que nos ha pasado en la vida. El proyecto ha pecado de megalómano en muchos momentos. Hemos sido muy ambiciosos pero hemos tenido la inmensa suerte de que nos saliera bien y de tener a miles de personas detrás apoyándonos. Eso ha hecho que siempre aspiráramos a más y mejor. Da un poco de vértigo pero el resumen tras 4 años es que hemos aprendido todo. Todo lo que uno puede desear aprender si quiere dedicarse al cine: desde escribir un guión a rodar pasando por la financiación, los problemas, la distribución, los festivales, los nuevos modelos, los viejos modelos, los estrenos… ha sido como hacer cinco másters seguidos y con una experiencia práctica ideal, adaptada a nosotros y con libertad. Algo absolutamente impagable… y probablemente irrepetible.
También hemos desaprendido muchas cosas y aprendido a ser mucho más humildes y confiar mucho más en la gente.
Es una sensación increíble. Siempre he pensado que ser músico era genial porque es sentir todo eso en directo. Una ola de buenas vibraciones que vienen de la gente que te está escuchando. Es algo parecido a eso.
Paralelamente a la película, habéis sacado también “Nayik”. Explícanos…
¿Qué es Nayik y por qué lo habéis sacado?
Nayik es parte del universo de El Cosmonauta. Es utilizar diferentes plataformas y medios y narrativas para contar nuestra historia. En concreto lo que haremos será crear perfiles para 11 personajes de la película en Facebook y hacer que interactúen durante seis semanas (el equivalente a seis años en la ficción). Podrás seguir día a día sus bromas, juegos, fotos… e ir conociendo a los personajes y su historia antes de ver la película.
Para mi es una extensión natural de la historia. No entendemos el transmedia como un «añadido» para vender más dvds sino como parte de la misma narrativa que conduce todo nuestro universo.
¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte al mundo del cine? ¿Cómo entraste en él?
Rodé mi primer corto en stop-motion a los 7 años, aunque ahí todavía no sabía lo que era un director de cine. A los 12 hice un curso y me lo explicaron y empecé a rodar cortos y a escribir cosas ridículas y divertidas. En algún momento decidí que entre las cosas que me gustaban esa era la que más… y hasta hoy.
Creo que el truco fue trabajar mucho gratis metiendo las narices donde podía y hubiera una cámara y así poco a poco fui aprendiendo cómo funcionaba esto, aunque aún me considero un completo novato en muchas cosas.
¿Cuál fue tu primer trabajo audiovisual?
El primero en serio fue como ayudante de un director de cine argentino: Eduardo Milewicz. Fui a sustituir a su cámara habitual en un curso para actores de cine. Nos gustamos tanto que acabé siendo su ayudante durante cuatro años más hasta que montamos juntos una escuela para actores de cine y se convirtió en uno de mis maestros.
Estamos viviendo una crisis que está haciendo mella en la cultura de una manera brutal. Suspenden las ayudas, las productoras ya no se arriesgan a producir películas que se alejen de lo convencional… ¿Cómo ves el futuro del audiovisual?
Esto creo que son dos preguntas. El futuro del audiovisual lo veo brillante, luminoso, esperanzador. Estamos viviendo la mejor época de la historia para crear. Tenemos acceso a medios que nuestros predecesores no hubieran podido ni soñar. Tenemos la mayor red de distribución del mundo, y es gratis. Y tenemos la posibilidad de conectar directamente con nuestro público. Los próximos diez años van a estar llenos de historias cada vez mejores.
El futuro de la industria… más complicado. Nosotros hemos roto todo. Le hemos dado la vuelta y hemos planteado algo básico: ya no es la industria la que decide qué, cómo, cuándo y dónde. Ahora es el espectador. En cuanto la industria entienda esto… todo irá mejor. Va a ser una transición complicada y muchos se van a quedar en el camino por no poder adaptarse… pero eso también significa muchas oportunidades para otros. Nosotros somos un ejemplo.
¿Crees que “El Cosmonauta” ha abierto una nueva senda hacia un tipo de cine que se centra en la colaboración entre ciudadanos?
Así lo espero. Creo que el mundo está cambiando. La manera en que nos relacionamos, la manera en que nos ayudamos y el beneficio que esperamos sacar de ello. Es algo soterrado y que todavía no tiene mucho impacto porque todo esto está pasando mientras vivimos la peor crisis de la historia moderna, pero en el momento en que nos demos cuenta cómo está cambiando nuestra manera de percibir el mundo y las relaciones sociales… va a ser precioso y emocionante.
Como decíamos más arriba, la cultura ha quedado seriamente dañada pero también es verdad que ahora mismo, España, es un hervidero de nuevas ideas: salen a la luz nuevas revistas online, compañías de teatro, productoras… ¿la crisis, tal vez, agudiza el ingenio? ¿Estábamos antes un poco dormidos?
Totalmente. Aunque no sé si tiene que ver con que estábamos dormidos o con que antes todo este talento que ahora emerge era mucho más subterráneo porque no tenía las herramientas para mostrarse al mundo. Ahora, como decía, tenemos una herramienta gratuita de comunicación para poder llegar a 2000 millones de personas. ¿Imaginas que hace treinta años alguien hubiera empezado a poner cabinas gratuitas? ¿O que te hubieran dado espacio gratuito de promoción en la televisión? Pues igual pero multiplicado por 1000.
¿Y el tema de cobrar? ¿Se puede llegar a vivir del audiovisual con este nuevo funcionamiento de colaboraciones con el público? ¿Y qué va a pasar con el cine más tradicional (en el que una productora financia, se estrena en grandes salas….)?
Eso ya no lo sé. Lo espero (ojalá, ojalá, cruzo los dedos. Si no ocurre… será un desastre). Pero confío en que en algún momento encontraremos una manera. Al final, la gente siempre va a querer cosas que le hagan emocionarse y si nosotros somos capaces de crearlas… sólo se trata de encontrar un equilibrio para que ese intercambio se produzca en unas condiciones que todos consideremos justas.
Del cine tradicional yo siempre digo que no va a desaparecer, al menos de momento. Creo, eso sí, que los puntos intermedios van a desaparecer. Habrá películas de 100 millones que siempre haya mucha gente que quiera ver en el cine con sus palomitas y esté dispuesta a pagar por ello. Y películas de 1 millón que sean arte y que por su bajo coste también puedan existir porque tienen un público. Las de 3, 5, 10, 20 millones… lo tienen bastante complicado.
¿Esperabais que “El Cosmonauta” tuviese tanta repercusión?
Sí y no. Creo que no tenemos ego suficiente como para haber dicho: «Eh, lo vamos a petar», pero todo en el proyecto está estructurado y hecho asumiendo que algo así podía pasar. Es un proyecto que nació grande y creció más todavía, pero siempre fue ambicioso. Haber encontrado nuestra audiencia ha sido maravilloso.
La productora encargada de llevar a cabo la película es Riot Cinema Collective de la cuál eres uno de los fundadores ¿Cómo y cuándo nació? ¿Cuál es su filosofía?
Nos conocimos en la facultad y la premisa básica siempre fue la misma: contar historias. Queremos contar historias todo el día, de cualquier forma, hasta en el desayuno o con plastilina si hace falta. Nos apasiona eso y conectar con un público e inspirar o inspirarnos. La filosofía siempre ha sido esa. Esa y ser honestos, transparentes y hacer las cosas como a nosotros nos gustaría que otros las hicieran.
Además de “El Cosmonauta”, ¿Está Riot Cinema Collective trabajando ahora en algún proyecto más?
De momento no. Necesitamos terminar esto con calma antes de movernos hacia adelante. Hay ideas flotando pero nada concreto de momento.
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