Cuando era pequeña y mi padre ponía una película de vaqueros, mi hermana y yo refunfuñábamos hasta que cambiaba de canal. He de reconocer que todavía hoy me cuesta conectar con toda esa épica yanqui, llena de tipos durísimos que llevan el honor y la justicia por bandera, héroes solitarios cuya travesía transcurre entre paisajes áridos y diálogos lacónicos previos al disparo justo. Unos cuantos años después voy y me encuentro con la sorpresa enorme que supone PAN!PAN!, una inteligente e hilarante revisión del género en forma de teatro que es exactamente a lo que suena: los tiros del cowboy, salidos en esta ocasión directamente del horno de la panadaría.
Harry es un pistolero que viajará de Mississippi a Arkansas en busca de un indio que le ha robado a su mujer. Situados en el Lejano Oeste, nos encontramos con todos los ingredientes clásicos de la imaginería colectiva: whisky, música country, saloons, amor, venganza. Ninguno de los tópicos escapa a PAN!PAN!, que se aprovecha de ellos para redefinirlos en una nueva concepción del género, exprimiendo al máximo las posibilidades que el teatro da de sí. Un teatro puro, desarrollado en un espacio vacío y en el que la propia expresividad humana articula el todo. Carente de elementos ambientales, pobre en recursos materiales, la potencialidad escenográfica se eleva a la máxima expresión. Partiendo de lo mínimo, se configura toda una epopeya en la que el genio y figura de tres actrices dan vida al elenco completo de personajes, incluido un corcel de nombre Negrito.
Tres personas, un espacio, sentido del humor y algo de retranca bastan para conformar la aventura de nuestro cowboy. Prescindiendo de artificios, haciendo uso de los mínimos recursos técnicos (unos pocos metros de espacio, mucho saber hacer sobre las tablas), A Panadaría recrea este divertido western en forma de comedia musical. No hay trampa ni cartón, todo está dispuesto para acompañar a Harry en su gloriosa gesta. Pero, ¿quiénes son ellas?
El pasado mes de noviembre se anunciaban los ganadores de las once categorías que contempla el premio Xuventude Crea 2013. La joven agrupación A Panadaría se alzaba con el primer premio en la categoría de teatro, otorgado por decisión unánime del jurado tras la representación en el Salón Teatro de Santiago de Compostela de su obra PAN!PAN!. Se reconocía así el trabajo de las tres panaderas, actrices para el caso, Areta Bolado, Noelia Fernández y Ailén Kendelmande, creadoras de toda una nueva dimensión en la que cada elemento es fruto de sus propias manos. De ahí el nombre de la agrupación, su oficio: la creación de un producto artesanal, en el que todas las piezas son totalmente originales, desde el texto hasta la música, pasando por la imagen gráfica y la ambientación sonora. Teniendo como referentes el trabajo de Commedia dell’arte y la técnica de Jacques Lecoq, huyen del textocentrismo y reivindican todos los componentes de la teatralidad, situándolos a un mismo nivel.
A Panadaría surgió “por la necesidad de mezclarlo todo: diferentes culturas, lenguajes artísticos, realidad y ficción”. Gran multiplicidad de escenarios han dado cabida hasta ahora a esta convergencia de elementos: auditorios, tabernas, escuelas, salas alternativas, una capilla. Han estado repartiendo disparos como panes por toda la geografía gallega, y pronto lo harán también en Portugal. A Panadaría seguirá promoviendo su artesanía, “porque la cultura somos todos y es tan necesaria como alimentarse, es pan espiritual. El pan existe en todas las culturas en diferentes formas, y lo mismo sucede con el teatro”.