Luz entre sombras

Estaba en una terracita con amigos en la Gran Vía madrileña y entre cañas y unas buenas gambas decidí orientar mi fotografía hacia el mundo de los artistas. En esa relajada tertulia salieron a flote las típicas bromas sobre mi decisión: «cuando seas rico acuérdate de nosotros…».

Bueno, hoy puedo decir que me acuerdo de ellos porque aunque económicamente no es «El Dorado», como ya sabíamos todos los que estábamos sentados alrededor de aquella mesa, puedo decir que me alegro de la decisión que tomé. Hoy puedo afirmar que actores, bailarines, cantantes… me han enriquecido mucho personalmente; y no, no me refiero a los que ocupan las portadas de las revistas para adolescentes o de la prensa rosa (por lo menos no me refiero a ellos en este momento) sino a los artistas que están empezando o los que tras años de arduo trabajo se comienzan a afianzar en esa deslizante, frágil e inestable plataforma que se llama «escenario»; a todos ellos que reafirman día a día que acerté en mi decisión.

Puede que parte de la culpa también sea mía por vivir sus experiencias como propias y es que tras cada sesión de fotos con estos gladiadores aprendo algo y renuevo mi energía… para seguir avanzado, para superar obstáculos. El secreto es esa vitalidad que trasmiten, esas ganas de alcanzar un sueño. Algunos de los que estéis leyendo estas palabras os puede chocar que me refiera a las personas que forman este gremio como gladiadores.

Bueno, para mí son gladiadores porque la persona que lleva una vida entera desembolsando una cantidad ingente de dinero en académias privadas, profesores particulares, material artístico y cursos de perfeccionamiento para que, cuando salgan a trabajar, se encuentren haciendo 1500 kilómetros con su coche particular en un fin de semana porque “hay que llegar con tiempo para ayudar a montar»; haciendo 40 horas a la semana de ensayos «pero tranquilos que seguro que saldrán muchos bolos», o con esos pagos por la mitad del dinero acordado porque «ha venido poca gente y no te puedo pagar más, por cierto la semana que viene nos gustaría contar contigo otra vez»… Ellos son unos auténticos gladiadores. Aún con todo esto a sus espaldas, y mucho más, siguen avanzando con paso firme hacia su meta porque ellos lo tienen muy claro, qué pena que el resto no lo tenga tanto.

Hablar es gratis y la ignorancia es abundante, por eso es fácil hacer referencias como «búscate un trabajo de verdad», «madura»… Yo me pregunto ¿Quién juega a ser Cronos dictando que ocho horas ensayando sean menos que ocho horas archivando impresos? ¿Sacrificar caminos más fáciles por una meta no es ser maduro? Y cómo no iba a faltar el «sólo llegan cuatro».. por lo visto sólo eres actor si ganas un óscar; por la misma bara de medir o eres Bill Gates o no eres informático.

Está claro que en la actualidad las cosas no son fáciles. Allá donde miro veo recortes provocados por la crisis, una crisis que hace que miremos con lupa en qué gastamos el dinero. Por eso creo que deberíamos valorar las cosas como se merecen, seamos justos y acordémonos de los que están empezando o son menos conocidos. Espero equivocarme pero como no cambiemos la mentalidad podemos ir perdiendo gran parte de nuestra cultura porque, aunque alguno no lo sepa, estos testarudos luchadores son los pilares de ella.

No digo que sea la solución a todos los problemas ni que sea la vacuna al estancamiento profesional que sufrimos, pero ayudarnos entre todos es una forma de avanzar, trabajar en grupo ayuda a superar muchos obstáculos que de forma individual son inviables. Puede que os suene a tópico, pero todos hemos pasado por momentos así, momentos en los que no ves el camino a seguir; y es en estos momentos cuando entre todos -quizás entre cañas y gambas- idearemos los caminos que nos sirvan de trampolín a una época mejor que se parezca un poco más a «El Dorado».

 

Hoof Harren

www.hoofharren.com

 

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