El terrible placer de la Anamorfosis.

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( Fig. 1) Street art 3D o arte anamórfico.

Todos hemos visto en internet (ese gran museo) las obras de lo que se ha dado en llamar Street Art  3D. Artistas que se dedican a pintar en el suelo de distintos espacios públicos imágenes que, desde un determinado punto de vista, engañan al ojo generando una ilusión óptica de profundidad o volumen realmente sorprendente (fig.1) He llegado a leer en las redes sociales (esa gran cafetería), con cierta indignación, comentarios que los calificaban como “los mayores artistas de la historia” o que los definían como “verdaderos artistas”, en contraposición a esos “horribles cuadros” que se hacen ahora. Pues bien, la técnica empleada, de trampantojo (trampa al ojo), se llama Anamorfosis  y es tan vieja como la propia perspectiva matemática renacentista… ¡qué digo!… es tan vieja como la representación plástica misma, ya que incluso los cavernícolas la usaban (1).

( fig. 2 ) Los embajadores. Holbein el Joven. 1533.

La anamorfosis o anamorfismo consiste en deformar prospécticamente una imagen, con ayuda de una cuadrícula o de un espejo (o a puro ojo),  para ajustarla a una superficie no plana. Es decir, coges una imagen y la deformas como si se viera en un espejo curvo, como esos que abundan en los cruces de carretera con poca visibilidad, para que luego, desde un determinado punto de vista, la imagen vuelva a formarse. El ejemplo histórico más famoso y misterioso data del 1533 y es obra del maestro germánico Hans Holbein el Joven, que hoy puede contemplarse en la National Gallery de Londres (fig.2 y 3).  Esa cosa rara que hay en primer plano en el cuadro (clic para verlo bien) no es “un hueso de sepia” como se ha dicho a veces medio en broma, sino una calavera anamórfica que, para poder ser vista, debe ser reflejada (reconstruida) en un espejo curvo (como una cuchara) o viendo el cuadro de lado. La interpretación de semejante fenómeno pictórico y su simbolismo es muy amplia y variada pero suele relacionarse su significado con el tópico del memento mori (recordad que pronto nuestro rostro será esa calavera).

( fig.3 ) Flipante, ¿verdad?. Probadlo si vais a Londres.
( fig.3 ) Flipante, ¿verdad?. Probadlo si vais a Londres.

Sin embargo, y entrando en terrenos más complejos, la imagen anamórfica esconde significaciones más interesantes que el puro trampantojo ilusionista, el mero divertimento óptico.

La anamorfosis nos implica. No somos ya un espectador pasivo que se asoma a la “ventana” del cuadro, si no un espectador activo que debe poner algo de su parte para descifrar y reconstruir la imagen deformada situándose en un punto de vista extraño. Debemos movernos.(fig.4)

En el cuadro de Holbein, como dice Lacan (2):  (…) verán este objeto extraño, ese cráneo, cómo lo articula el autor con mucho refinamiento. Si se pasa frente aI cuadro, si se sale de esta habitación por una puerta hecha para ese fin, en el momento en que el espectador se vuelve por última vez alejándose del cuadro, se lo ve en su verdad siniestra. Digo pues, que el interés por la anamorfosis es descrito como ese punto giratorio donde el artista cambia completamente la utilización de esta ilusión del espacio”(…)  “…porque el secreto de este cuadro del que he explicado las resonancias, el parentesco con los vanitas, entre los dos personajes engalardonados y fijos, todo lo que recuerda a la fatuidad de las artes y las ciencias, el secreto de este cuadro se devela en el momento en que alejándose de él, poco a poco, hacia la izquierda volvemos la mirada y aparece la calavera, en lo que se creía que era un hueso de sepia”.

Felice Varini. Point of view. No comprenderás la imagen hasta que te sitúes en el punto de vista correcto.
(fig.4) Felice Varini. Point of view. No comprenderás la imagen hasta que te sitúes en el punto de vista correcto.

 A lo que se refiere Lacan es que, al irte de la sala, situándote a un lado del cuadro, puedes ver la calavera. Es el punto de vista donde lo deformado se conforma de nuevo.

Lacan emplea el ejemplo de la calavera anamórfica de Holbein para ilustrar sus ideas acerca de la pulsión escópica, la mirada, el deseo del ojo, que de frente no ve nada, ve una cosa irreconocible y al girarse, al irse ya de la habitación, descubre la aterradora verdad de la imagen.

La anamorfosis viene pues a ilustrar el placer que supone satisfacer el deseo de la mirada. Ver la deformidad  y no encontrarle una coherencia visual nos causa desasosiego. Descubrir el punto de vista correcto nos desvela una imagen  nueva que nos otorga placer y al mismo tiempo terror, pues nos hace reconsiderar la propia imagen de la realidad, que nos ha engañado.

Platón, el mayor corruptor de la historia de la filosofía, creía que el arte era la más infame de las actividades humanas puesto que creaba copias de copias (recordemos que para platón todo lo que vemos no eran sino apariencias, copias de una idea inteligible). En su vana búsqueda de la verdad de lo real, de las ideas, Platón consideraba que esas apariencias e ilusiones del arte sólo eran obstáculos, artificios que engañaban a la razón e impedían alcanzar la pureza de la idea. Habla en concreto de un mural pintado de forma tan realista y mimética, que engañaba incluso a los perros, que le ladraban o reconocían a sus dueños en él. Tamaño engaño le parecía abominable. No me quiero ni imaginar lo que pensaría si hubiera visto una imagen anamórfica.

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( fig. 6 ) Andrea del Pozzo. 1691. Alegoría del Misionero Jesuita. ¿ No tiene esto mas mérito que las obras de Street Art 3D? Esto se hace con pintura, no tiza, y aún encima en un techo (que aún encima es curvo!), no en el suelo! Ahí os lo dejo.

Fijaos como cambió esta sensibilidad a lo largo de la historia que la trampa óptica  se convirtió en una de las mayores delicias estéticas en épocas como la de los siglos XVI Y XVII, en pleno Barroco, donde tales artificios proliferaron enormemente. Esta técnica óptico-pictórica siguió empleándose sistemáticamente para realizar esos techos al fresco de Roma en los que es difícil distinguir los elementos arquitectónicos reales de los pintados, como el de Andrea del Pozzo (fig.6). Aquí se logran esos efectos  ilusionistas de perspectiva y profundidad que aún hoy siguen sorprendiendo al espectador contemporáneo (no hemos avanzado mucho). Otro de los usos de esta técnica fue sugerir amplitudes mayores de ciertos espacios. Mi ejemplo predilecto es el truco de Bramante ( fig. 7a, 7b y 7c ) para hacer que la iglesia de San Sátiro, en Milán, parezca mayor de lo que realmente es.

Queda demostrado, pues, que esta técnica, por mucho que nos sorprenda hoy, no puede ser calificada en absoluto de original o innovadora.

En lo relativo al diseño y la publicidad de nuestro tiempo, no es de extrañar que esta técnica tan llamativa, seductora y estimulante haya protagonizado muchos proyectos. El que sea aficcionado al futbol no se extrañará de ver dibujos anamórficos en los campos de juego, en los márgenes del césped, que desde la pensada posición de la cámara del plano general nos crea la ilusión de paneles en relieve. Hay infinidad de ejemplos de imágenes publicitarias que se aprovechan de ese deseo de la mirada, de la ilusión óptica para promocionar sus productos. Como no me caben mas imágenes os invito a buscar «anamorphic advertising» o algo similar en google images (el verdadero museo del s.XXI ).

Hay varias formas de crear una imagen anamórfica. La técnica puede realizarse mediante la deformación en un plano simple o en la concatenación de varios planos. Así, algunos de los ejemplos que hemos visto se realizan directamente en el suelo y otros se valen de las esquinas y ángulos de las paredes para realzar su efecto, como este grafitero (fig. 10a) o aprovechándose de las esquinas y la profundidad de los planos de una libreta. (fig. 10b).

Otra de las aplicaciones consiste en crear el dibujo deformado de forma radial, alrededor de un eje rotatorio, ideal para que la reconstrucción se efectúe al colocar un cilindro-espejo (un vaso de tubo por ejemplo). Esta idea es de la que se valió la marca de birra Guiness para su campaña. (Fig. 11) Por cierto que al haber un espejo de por medio la imagen se invierte, el intermediario ahora no es el ojo humano situado en el punto de vista correcto que reconstruye la imagen con su retina (invertida) sino el propio espejo que nos ahorra el trabajo.

( fig. 11) Guiness anamórfica.
( fig. 11) Guiness anamórfica.

Pero no solo se restringe esta técnica a la pintura “plana” si no que es aplicable a la construcción con objetos y la escultura. Al llegar a este punto me alegro de poder dar un ejemplo gallego. La artista Lara Torres, natural de Rianxo y formada en la facultad de Bellas Artes de Pontevedra, creó un proyecto en el que se valió de la adición de cubos pintados para generar retratos deconstruidos que cobran sentido  situándose en el punto de vista adecuado.(fig. 12, 13, 14). Muy interesante. Os invito a que le echéis un ojo a su página.

En definitiva, la anamorfosis es una trampa, una ilusión óptica que nos produce una inmensa reacción combinada de placer y terror. Placer porque nos engaña, generando una ilusión de profundidad o volumen que sabemos falsa y nos produce admiración y terror porque nos hace dudar de la veracidad de nuestro ojo. Y eso, Platón lo sabía bien, es muy perturbador.

Notas y citas.

(1) Los humanos prehistóricos aprovechaban las protuberancias de la roca para deformar intencionadamente sus bisontes con el fin de generar ilusiones de relieve. Un buen ejemplo es Altamira.

(2) LACAN, J. Seminarios  (vol. 7 y 11). Paidós. Barcelona. 1985.

Enlaces:

Felice Varini, un artista que basa gran parte de su obra en la reflexión sobre esta técnica y sus consecuencias para el espectador. Fijaos como la lía haciendo dibujos anamórficos en calles y edificios enteros. Juega a que busquemos el punto de vista adecuado donde todo cobra sentido moviéndonos por toda la ciudad. Un juego de búsqueda de perspectivas. http://www.varini.org/01act/act0a.html

El tipo de los grafittis

Una recopilación genial de arte anamórfico. 

La página de Lara Torres. 

Encontré un programilla que te «anamorfiza» lo que le pongas. Está guay para hacerte tus propios bocetos de dibujos anamórficos pero sobre todo para entender bien el proceso y las distintas formas de hacerlo.

Guillermo Rodríguez Alonso

Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Estudios Comparados por la UPF y Doctorando en Filosofía Contemporánea por la USC. Natural de Vigo y residente en Val Miñor.

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