Mari nació en una caja de lápices de colores (de las de 24). Inevitablemente, empezó a dibujar.
Ya de pequeña se alimentaba de las mismas virutas que conseguía de afilar los lápices para crear sus ilustraciones llenas de texturas. Sus virutas preferidas, las de color rojo con sabor a “fresimora”.
Creció y dibujó como cualquier otra niña, y descubrió técnicas como el acrílico con la que mejor se desenvuelve. Con ella consigue texturas, degradados, claroscuros que dan vida a sus personajes.
Sus trabajos personales resultan oscuros, surrealistas con unos puntos de rareza que convive con lo infantil e inocente.
En la actualidad, combina pequeños proyectos personales o encargos con el ámbito téxtil, en el que también se siente muy cómoda. Hoy en día, sigue creciendo y dibujando.
SERIE «FOOD GIRLS»