LOS CUADERNOS DE LA LUZ, de INES GONTAD.

Conocí a Inés Gontad ( Compostela 1966 ) hace cinco años, en una exposición de fotografía que realicé en la ciudad de Tui con imágenes tomadas con el móvil,  en la ya desaparecida Fototeca. Desde el primer momento conectamos en cuanto a nuestra manera de ver y disfrutar de la fotografía. Coincidimos en muchos aspectos de esta pasión que nos une, la  mirada fotográfica, la importancia de la composición, las luces y las sombras, obras que cultiven el misterio, que produzcan curiosidad…

Aprovechando un viaje de regreso a esta ciudad que permitió conocernos, ya que ahora, ella se encuentra en el sur de España, quedamos en el Central, para tomar unas cañas y hablar de  fotografía, de sus comienzos, de los proyectos de futuro,  y sobre todo, que nos hablara de esa manera magistral que considero que tiene, de dominar la luz, movimiento y el encuadre en sus fotografías.

“La fotografía es, pintar con luz…”, una premisa que ella domina de una manera muy elegante. Tanto si está en el norte, con esa luz de tonalidades grisáceas,  como cuando está en el sur, con esa luz que da color a su vida… las fotografías de Inés “pintan” unas visiones, que trasmiten alegría, color, en un mundo que según ella es a veces tan triste y complejo.

Empezamos la entrevista hablando de sus comienzos en la fotografía “ la fotografía ha formado parte de mi vida desde siempre, cuando con 14 y 15 años iba de campamento con mis hermanas y teníamos una cámara Agfamatic Pocket que aún conservo,  con la que  empecé a tomar las primeras fotografías reflejando los momentos vividos al aire libre en tiendas de campaña. Ya con 22 años me compré mi primera Nikon analógica y a partir de ese momento comencé de manera compulsiva a tomar fotos de todo lo que se le ponía por delante”.  Recuerda también que una foto que le impactó desde el primer momento, por lo que conlleva es “ The walk to Paradise” de William E. Smith. Una foto llena de ternura, sencillez y algo de misterio. Cualidades que se encuentran en su trabajo y que le gusta trasmitir en casi toda su obra.

Es mujer de habla pausada, sonrisa permanente y meditando mucho sus respuestas. Trasmite  emoción y alegría en cada palabra. Seguimos hablando de fotografía. Este Julio caluroso y atípico, hace que nos encontremos a gusto en esta terraza con encanto y nos motiva el pedir otra ronda de cervezas. En la conversación me confirma que “ la fotografía es para mí, ahora y desde hace algún tiempo ya, todo o casi todo, mi modus vivendi. No puedo salir a la calle sin ver a través de un objetivo, incluso cuando no lo llevo, miro fotográficamente todo lo que me rodea e intento casi siempre “pintar” con mi cámara o móvil, todo lo que voy visualizando y me atrapa”

Sobre el tipo de fotográfica que le gusta hacer es muy variado. Quizá tenga una especial predilección por el movimiento, buscando la vida y por tanto ese ir y venir en todo cuanto le rodea, llegando casi siempre a esa abstracción casi pictórica tratando de reflejar el alma o aura de lo cotidiano para convertirlo en algo extraordinario. Un buen ejemplo son las fotografías que me muestra para acompañar esta entrevista. Palabras que me recuerdan al trabajo del maestro Vari Caramés, “ buscar, sugerir, evocar y hacer soñar al espectador. Amante de lo intemporal e indefinido “.

Cuando le pregunto si le gusta trasmitir más emoción o idea, responde de manera casi tajante. “ No hay idea sin emoción. Me muevo siempre por emociones”.

Nos levantamos de la terraza y caminamos por las calles de la ciudad, entre sus luces sus sombras, sus piedras, su olor a historia, que tantas miradas fotográficas nos han trasmitido y trasmiten a lo largo de nuestros solitarios paseos. Porque tanto ella como yo, consideramos que al fotógrafo le tiene que gustar la soledad. “Para ser fotógrafo hay que amar la soledad”. Lo decía José Manuel Navia “ …la soledad tiene mucho que ver con la nostalgia y con el viaje, y creo que solo podemos hablar de verdadero viaje si viajamos solos. La soledad es una actitud y un estado mental, y es muy importante aprender a vivir en soledad porque éste, es el que nos prepara para vivir con los demás…”. Sabias palabras de Navia que ella comparte tanto, como yo.

Mientras recordaba estas frases y seguimos paseando por estas ruas que tantas veces recorrimos, seguimos hablando de ésta pasión que nos une. Comenta que hay fotógrafos que le emocionan profundamente. Menciona a Chema Madoz, a Philippe Halsman y sus retratos, pero también le emocionan personas menos conocidas a las que sigue en las redes y que a su nivel hacen buenas fotografías. Pero sobre todo recalca, que desde hace tiempo ella sigue una premisa y que casi es su frase de cabecera desde que se levanta a primera hora y pasea la ciudad buscando esa imagen que le emocione “… lo único que vale la pena en este mundo es la búsqueda de la belleza… “.

Aunque ella en sus fotografías refleja mucho los espacios o lugares donde habita, considera que no lo es todo. Si son importantes, porque los compartes con las personas que al fin y al cabo te acompañan en esta vida, pero adora crear sus propios espacios convirtiéndolos en únicos y a veces no tan terrenales.

Dice también, que casi siempre sus fotografías van a acompañadas de un título para que al leerlo junto a la fotografía puedan saborearla todavía más.  Se inclina por el color en sus trabajos, que para ella es vida, luz y calor, más que por el blanco y negro.

Cuando le pregunto por proyectos de futuro, me comenta que siempre tiene proyectos. Su mente no para desde que se levanta hasta que se acuesta. Expos en el Sur, masterclass, viajes para enriquecer su mente.

Mientras me cuenta esto, llegamos al final del paseo. En uno de los rincones de la ciudad que nos dió a conocer, la plaza de San Fernando, terminamos la entrevista, con esa sensación que proporciona, el haber estado dos horas, en compañía de una fotógrafa, con una de las miradas más vivas, llena de vida y color, que conozco. Y que me hace recordar otra frase que me quedó grabada en el cerebro de unos de los grandes de la fotografía española que más admiro, el maestro Navia, no solo por sus trabajos, sino por su sabiduría fotográfica,  la cual decía, “hay dos tipos de fotógrafos, los que al acabar de ver sus fotografías, simplemente te emocionan y las disfrutas… y los que después de ver su trabajo, sientes inmediatamente la necesidad de salir a la calle a fotografiar”… Con Ines Gontad, me sucede, después de dejarla, cogí la cámara y continué el paseo por la ciudad, buscando imágenes, que nos emocionen y que tan bien ella plasma, en sus CUADERNOS DE LUZ

 

José Moldes

José Moldes, Tui Pontevedra (1967) inició su andadura fotográfica en el año 1995. Su obra es un reflejo de su mundo interior, donde intenta mostrar imágenes que nos hablan de ausencias, de la soledad, el hombre y los objetos en lo cotidiano a la luz de un día cualquiera. Urbanita antes que paisajista, busca la figura humana, melancólica, contemplativa, en el inmenso paisaje que le rodea. “Su mirada es avariciosa, quiere atesorar cada rincón, cada rayo de luz, cada destello en otros ojos…, mil detalles a la vuelta de cada esquina. La fotografía que propone, solo muestra, no dice ni explica. Es una propuesta filosófica antes que estética. Cualquier interpretación supondrá una mirada nueva, otra propuesta, que no está, ni necesita estar, en la fotografía original“. Antonio Romero Seguín, es escritor. Colabora con la revista de divulgación cultural Croa Magazine, con entrevistas a fotógrafos y artistas gráficos. Realizó exposiciones en Galicia, Extremadura, Porto ( Portugal ). Participó en el Festival Visións na Coruña 2016. Actualmente trabaja en dos proyectos que verán la luz durante el año 2018.

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