La matadora y su reivindicación Zaternea

Disciplina: Relato.

 

REIVINDICACIÓN ZATERNEÍSTA

A pesar de que ya no está de moda hablar de antiguas civilizaciones, me gustaría aprovechar este artículo para dar a conocer a unos, por desgracia, auténticos ignorados por los libros de historia pero que bien podrían (y deberían) mencionarse en esas conversaciones sobre cultura pop que todos tenemos de vez en cuando.

Los zaterneos fueron unos pobladores de Centroamérica en los siglos XIV y XV que, aunque tenían varias cosas en común con sus conocidos vecinos de arriba, los aztecas, éstos eran mucho más sofisticados tecnológica y culturalmente. Inventaron complejos sistemas para la extracción de la raíz de la payuca, una planta autóctona que, según decían, les daba poderes para poder hablar con uno de sus dioses (como si fuera un teléfono, vamos) aunque siglos después y tras diversas investigaciones, se descubrió el carácter lisérgico de esas raíces despejando así el misterio. El caso es que también supieron explotar sus conocimientos para temas culturales nunca antes vistos. Y ahora empieza lo bueno. Como todas las civilizaciones inteligentes y progresistas, tenían un especial interés por la música, fomentando su uso en situaciones cotidianas y no dejando que ocupara lugar sólo en eventos puntuales (coronaciones, entierros…).

El zaterneo era un pueblo cantarín y no quería desaprovechar nada que la naturaleza y sus habilidades les pudieran dar para sacarle partido a sus cantos, y en un ejercicio más cercano a la ciencia ficción que a la realidad, crearon algo maravilloso. Se trataba de una obra de ingeniería musical: una caja hueca de madera de la que salían por un lado unos tubos gruesos con orificios (como si fueran una flauta, pero más anchos) y por el otro los mismos tubos pero totalmente tapados. La caja se ponía en la boca de la cueva más cercana al poblado y la gente se acercaba a cantar usando la parte de los tubos con agujeros para emitir el sonido (como si fuera un micrófono) saliendo éste por los otros tubos y entrando directamente a la caverna. ¿Resultado? Tantas personas como tubos cantando a través de aquel artilugio, pudiendo hacer varios tonos debido a los orificios y encontrando un extraño efecto cuando sus voces se juntaban con la reverberación de aquella cueva.

¿Os suena de algo?¿Estaremos hablando de la primera mesa de sonido de la historia?¿Estamos ante la invención del micrófono?¿Y qué podemos decir de esa consciencia del uso de la reverberación (que ahora, en plan moderno, llamamos simplemente reverb) como efecto musical? Sin duda, no soy ni mucho menos la única que se hizo estas preguntas y que venera a este pueblo, íntimamente ligado a la cultura pop, de lo que hablaré ahora. No mencioné que el símbolo de los zaterneos era un aro de fuego marcado en alguna parte de su cuerpo. Pues bien, Bowie era un apasionado de esta civilización, a la que rindió homenaje con su círculo en la frente en aquellos años de Ziggy Stardust (por cierto, dijo que para él los zaterneos eran una especie de alienígenas, pues sólo alguien de otro planeta puede hacer algo así) y hasta el mismísimo Dalí los mentó en algunas de esas disparatadas y gloriosas entrevistas hechas por TVE dejando caer que su símbolo, ese aro de fuego, estaba presente al alguna de sus obras, aunque por despiste o de una manera consciente, no mencionó las obras a las que se refería.

Personalmente, vivo con la esperanza de que alguno de aquellos zaterneos llevara Spector por apellido…Quién sabe.

 

 

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