«El cómic: entre el dibujo y la literatura»

Will Esneir definió el cómic como “el arte secuencial”. Esto es, en el cómic se transmiten los cambios en el tiempo, el movimiento es mostrado a través de secuencias de viñetas. Por su lado, Luis Alberto de Cuenca considera que en esa secuencia se cuentan historias y, así, es una forma de narrativa o un tipo de literatura. Por eso es que muchos cómics se llaman a sí mismos “novelas gráficas”.

El cómic muestra dibujos, se asemeja a la pintura, salvo porque, en general, suele mostrar el movimiento de forma más explícita que en la pintura a través de líneas cinéticas y otros recursos técnicos y gráficos. Presenta historias sobre todo a través de imágenes y de su movimiento, no hay cabida para mucha escritura (reducida a las conversaciones y cartelas, que deben ser breves y explícitas para no cansar al lector): en ese aspecto se aleja de la literatura, que es el medio de transmisión por escritura por excelencia, y se asemeja al cine, compuesto por fotogramas en movimiento. No en vano, los storyboards de las películas se asemejan a los cómics.

Dado que no hay mucho espacio para la escritura, el cómic se aleja de la literatura y se acerca a la pintura. Los pensamientos y reflexiones de los personajes, así, no pueden ser muy tratados, dado que su profundidad requiriría demasiada escritura y, por eso, su temática principal se ve condicionada por su formato: el dibujo, él mostrará otras cuestiones más propias de su capacidad comunicativa. Se muestra el ambiente, pero se tiene que centrar en las emociones de los personajes, que son enfocados en planos más cercanos (el entorno es decorativo u horientativo, no es lo principal), planos en los que se ven sus reacciones frente a las situaciones que viven.

La acción es importante, principalmente en un tipo de cómics determinados, pero la humanidad de los personajes, que es lo que permite la identificación con el lector, es más importante en todo tipo de cómics. Sin ella, el lector no se mete en la historia, no la interioriza de forma subjetiva ni la “vive” (de alguna manera). Por otro lado, sin las emociones puede que no haya ni historia, dado que los personajes deciden actuar en función de sus emociones en parte (en otra medida en función de sus pensamientos); los personajes tienen reacciones emocionales respecto a las situaciones que viven y eso conduce a sus decisiones que les llevan a actuar, permitiendo el desarrollo de la historia.

 

De esta manera, los cómics nos descubren la humanidad de los personajes. El cómic, así, puede ser un medio de mostrar lo que es la humanidad, o las distintas humanidades. Se cumple la proposición de Akira Toriyama en la que indicaba que los cómics describen al ser humano. Quizás puedan ser capaces de presentar lo que Deleuze llamaba perceptos, plasmación de conjuntos de percepciones que representan sensaciones anteriormente sentidas y reproducibles gracias a ellos. Cabe la posibilidad de que los cómics, algunos de ellos por lo menos, pueden transmitir el percepto de la humanidad, así como la escritura trata de describir el concepto de humanidad. Situándose así más cerca de la pintura que de la literatura.

 

 

 

Bibliografia:

– de Cuenca, Luis Alberto 2009: “Cómic y literatura”, in: Mercurio, n. 107.

– Deleuze, Gilles. El abecedario de Gilles Deleuze. Trad. Raúl Sánchez Cedillo.

– Eisner, Will 1988: El cómic y el arte secuencial. Barcelona: Norma Editorial.

– Toriyama, Akira & Sakuma, Akira 1996: Taller de manga. Barcelona: Planeta-De Agostini Comics.

Juan José Angulo de la Calle

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