Rituales ancestrales con el fuego como protagonista tienen lugar en toda la comunidad Gallega. Celebraciones paganas y actos llenos de misticismo completan un calendario tan desconocido como mágico.
En Galicia todavía se celebran rituales de fuego de orígenes ancestrales, veneraciones del fuego en ígneas procesiones y hogueras.
El fuego en la cultura popular tiene presencia ancestral. El control del fuego por parte del hombre nace con el triunfo de la propia especie humana sobre las demás. Las llamas tienen en la cultura celta un poder divino, la sagrada conjunción de los elementos básicos que componen el universo: Aire, agua y tierra.
Elemento purificador, ahuyentador de demonios y malos espíritus también es considerado un mismo dios al que se venera y alimenta para que crezca y esté contento.
“Se encierra en si mismo, es puro como la llama y purifica cuanto toca. Sin él, nada en la tierra. Él vence a las tinieblas y el mal que en ellas se oculta, él es el principio, es el padre, el hermano, el hijo, el amigo del hombre (…) Manuel Murgia . Galicia.
El calendario gregoriano actual con sus fiestas y rituales es un conglomerado histórico de diferentes épocas, alterado y modificado durante siglos para que se adaptase las diferentes tradiciones y creencias de los pueblos Europeos. Los ciclos de la luna, las cosechas, el ciclo Cristiano y judío dictan los ritmos y frecuencias de nuestras celebraciones.
El Cristianismo a lo largo de los siglos hizo suyas estas celebraciones paganas vinculándolas a veneraciones a Santos: Santa María en Taboada, San Sebastián en Castro Caldelas o la mas extendida de todas: La noche de San Juan.
Las hogueras, fachóns, magostos, queimadas… son diferentes formas en las que se utiliza y venera el fuego pero también está presente lejos de una celebración en las lareiras de los hogares, la matanza, las velas de los santuarios y sus exvotos. El tizón de Navidad y “Larada do panpallin”. El fuego sagrado de los velatorios de los muertos y los mismos fuegos fatuos de los cementerios. Los fuegos artificiales, la lumbre de los hornos o la simple luz de un candil son algunos ejemplos del extendido poder del fuego en todas nuestras tradiciones.
www.roberdelatorre.com
