ARAS | Educación Creadora

“4 Paredes, 1 mesa-paleta con 18 colores, 54 pinceles, 1 mesa para mezclar color, 1 grupo de personas de distintas edades, 1 espacio de no juicio, 1 asistente que no roba descubrimientos, 1 alternativa a los modos tradicionales de aprendizaje”

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Así se describe “ARAS, educación creadora”.

Es algo más que un taller de pintura, es un proyecto muy reflexionado, que surge de la trayectoria vital y profesional que ha llevado a María Urrutia a crearlo y recrear el que Arno Stern tiene en París desde 1949. Y lo hace a su imagen y semejanza, con gran respeto y cuidado por cada uno de los detalles, pues en él todas las cosas tienen un sentido, un motivo y una historia detrás.

Entonces… cabe preguntarse primero quien es Arno Stern y en que consiste su taller y de donde surgió y porqué: me cuenta María que Stern y su familia, de origen judío, huyeron del nazismo y se instalaron en París. Al terminar la guerra, Stern se hizo cargo de un grupo de niños huérfanos y supervivientes del holocausto que habían quedado totalmente desamparados. Les propuso pintar, y a partir de ahí aprender. Así surgió años después este taller, humilde, sencillo, pequeño, con cuatro paredes que funcionan como un gran bastidor en las que el soporte para pintar se va disponiendo a la altura necesaria de cada persona, y donde las lineas de colores que sobrepasan el papel quedan para siempre en la pared, de ahí ese aspecto multicolor que hoy tiene (www.arnostern.com). Pero no solo eso, sino que los pinceles están hechos a mano y los materiales pensados para perdurar, se fomenta la idea de cuidar el material porque, si se cuidan, podrían durar 40 años. Y este es el primer aprendizaje del taller. Una de las cosas que más le llamó la atención a María fue el cuidado con el que los niños tratan los materiales, casi sin tener que decírselo, y lo han aprendido de la observación de los demás.

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El aprendizaje en Aras se desarrolla a través del juego, es la única herramienta de aprendizaje. Lo lúdico, el disfrute mismo de pintar y descubrir, de pasar un rato agradable y aprender de forma transversal cosas que incluso están al margen de la pintura. Hay dos ideas principales: el concepto del juego y el concepto de expresión. El juego es entendido como una capacidad que tiene el hombre desde niño para aprender y también para crear. Jugar es una actividad inherente al desarrollo humano que nos ayuda a entender el mundo, explorarlo y experimentar. Y el concepto de expresión como elemento de exploración de nuestro propio ser, algo así como sacar a través de la creación pictórica lo que llevamos dentro, pintar para uno mismo, comunicarse con uno mismo. Expresar es una necesidad.

Aras es un espacio compartido y diverso, para todas las edades. Se trabaja desde la diferencia, no hay grupos por edades, se crean relaciones ínter-generacionales. La diversidad crea el grupo, y crea relaciones personales de respeto por los demás y por uno mismo. Aquí no hay normas sino que hay hábitos que se van adquiriendo poco a poco, como un lenguaje interno grupal que surge del contacto, de compartir un mismo espacio, conocimientos y aprendizajes, donde no importa la edad o las diferencias, y donde las conversaciones fluyen y los encuentros van enriqueciendo esta experiencia.

Pero también se producen relaciones espaciales. ¿Y esto en qué sentido? Pues en el sentido de que cada persona que experimenta el taller está en constante tránsito entre su espacio personal, su trabajo (el dibujo de cada uno), y la mesa paleta, es decir, el espacio colectivo, un espacio de encuentro social que es la mesa de colores a donde todos acuden, tropiezan, se miran o charlan. Así, poco a poco va surgiendo un encuentro, un ambiente, un fluir de cosas que se quedan dentro de estas cuatro paredes que lo conforman, ya que para María es importantísimo el respeto por la intimidad de quienes lo utilizan y preservar el espacio como un lugar que solo pertenece a ellos. Aquí no hay ventanas, no hay distracciones ni miradas externas, y tampoco hay interferencias hacia el exterior precisamente porque no es necesario buscar referentes fuera, no se busca el pintar lo que vemos, sino conectarse con uno mismo, con la universalidad del ser humano.

Se llega así al concepto de memoria orgánica que Arno Stern describió en sus viajes y experiencias llevando su investigación a comunidades indígenas, culturalmente alejadas de la nuestra, al margen de cualquier estructura escolar, donde nunca se había visto un pincel, y sin riesgo de que sobre sus dibujos se pudiera ejercer algún tipo de influencia. Allí descubrió no solo el hecho de que pintar es algo intrínsecamente humano, que todos, seamos de donde seamos y crezcamos donde crezcamos, utilizamos en algún momento la pintura como expresión que la razón no alcanza, una especie de memoria prenatal, de imágenes que forman parte de nosotros, y esto lo observó Stern tanto en niños como en adultos. La pintura es un canal de comunicación externo pero también interno. Descubrió que hay una forma de pintar común a todos nosotros que nos conecta con la memoria orgánica que todos tenemos. La pintura permite a las personas profundizar en el ser, siempre que sea pintar por pintar en un entorno apacible, sin una figura que juzgue o mire.

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Me pregunto si podríamos estar hablando de arte-terapia o algo similar, pero María me dice que no. Aquí no hay un método, no es una terapia simplemente porque María no es terapeuta ni las personas vienen con esa intención, o tal vez sí, pero ¿quien lo sabe? Cada cual tiene sus motivaciones para venir, muchos lo hacen por escapar de las aburridas y dirigidas clases de pintura, otros por pintar en compañía, o por probar algo diferente, o por el simple placer de pintar… Una de las premisas que cualquiera ha de saber al venir al taller es que nadie habla de lo que pinta o de lo que pintan los demás, cada obra pertenece a su autor y no es cuestionada. No hay preguntas sobre qué es o porqué. Es por esto que este proyecto también se define como “un espacio de no juicio”, algo tan necesario hoy día en que la educación se ha convertido en algo sumamente dirigido, forzado y limitado de expresión.

El papel del asistente, es en realidad el de un acompañante, o como dice Miguel Castro, “comadronas del aprendizaje”. ¿Y esto en qué sentido? Pues en el sentido de ser un facilitador, no es un maestro sino una figura que responde a las necesidades que aparecen en cada persona en su propia investigación, en su propio juego, en el recorrido libre de aprendizaje que cada uno hace. No pregunta, no juzga, no examina… Es decir, que cuando no sabemos cómo hacer color salmón, el asistente no nos lo dirá, sino que nos ayudará a que seamos nosotros quienes lo averigüemos a través de la exploración, la mezcla de colores, el error-acierto… Se trata de conquistar nuestra autonomía en el aprendizaje, y esa autonomía es la que te da una mayor satisfacción, cuando descubres algo tu sólo el gozo es aún mayor que cuando alguien te lo enseña, y eso es  maravilloso! Otro ejemplo del papel del/la asistente es cuando cae una gota, o necesitas agua, o mover el dibujo… entonces siempre hay un par de manos que aparecen rápido por el costado para hacértelo más fácil, pero sobre todo, lo importante es que tu seas quien tenga la iniciativa.

Muchas de las cosas que María me va contando me provocan un flashback en mi cabeza que me lleva a unas clases de teatro a las que asistía yo hace ya muchos años, y donde el aprendizaje y las relaciones grupales eran similares, sin saberlo, claro. Me pregunto si se podría extrapolar este proyecto a otra disciplina que no sea pintura y ella me cuenta que existen en Bilbao, por ejemplo, talleres que han puesto esto en marcha trabajando el volumen, (utilizando arcilla) o también con el movimiento. Me parece un enfoque muy interesante para desarrollar cualquier disciplina, así que anímate a investigar a Arno Stern, así como visitar Aras y formar parte de este lugar tan especial.

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Actualmente Aras se encuentra en una fase de cambio e incertidumbre que esperamos que se resuelva prontamente y que este reportaje ayude a su difusión. Si quieres conocer más sobre el proyecto solo tienes que entrar en su página web www.araseducacioncreadora.com o ponerte en contacto con María, quien te abrirá sus puertas con toda amabilidad.

Isabel Prado

Tras estudiar Historia del Arte y Gestión Cultural, trato de permanecer conectada a la vida artística, cultural y social del lugar donde vivo, participando y colaborando en diferentes proyectos o difundiendo los que otros hacen, porque me gusta y me apasiona!

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